martes, 31 de mayo de 2016

¡¡PELIGRO!! El Trabajo Social necesita tu firma

Porque somos una ciencia independiente y muy necesaria. No queremos retrocesos en la profesión que afecten a la calidad de nuestra labor profesional.
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lunes, 30 de mayo de 2016

Exposición sobre Richmond

A finales de febrero subí una entrada al blog hablando de una de las personas pioneras en el Trabajo Social, Mary Ellen Richmond.
Junto a mis compañeras, Marta, Ale y Niss, he expuesto un trabajo sobre ella en clase, ¿quieres verlo?

















Son las líneas principales de la obra y metodología de Mary Richmond. Acercarse a su labor es acercarse a los orígines del Trabajo Social como ciencia.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Trabajo Social y Religión

Hace pocas semanas tuve la oportunidad de debatir sobre la importancia o no de la religión y su relación en el Trabajo Social. Un debate que siempre genera controversia.
¿Mi opinión? He recibido una educación religiosa, en mi caso cristiana, y más allá de mi confesión religiosa o creencias personales, me ha servido para recibir una educación más integral y completa. ¿Sino cómo voy a entender la historia de mi país? Sería ridículo, incluso me atrevo a decir inmoral, ignorar el peso de la religión y la diversidad cultural creciente en nuestro país. Sería muy irresponsable por parte de los profesionales de lo social hacer caso omiso a las diferentes religiones, cometeríamos un grave error y no estaríamos siendo profesionales ni prestando una buena labor.
No olvidemos que nos debemos a las personas que atendemos, y estas personas pueden tener una confesión religiosa. Negar la religión sería negar una parte muy importante de estas personas. Sería faltar el respeto de forma severa a unas personas sin ni siquiera haber empezado a actuar.
Sin olvidar la increíble oportunidad que se perdería por no querer entrar en contacto con la religión, terreno por explorar en lo social como campo de intervención y que ofrecen una cantidad ingente de oportunidades.
Creo que el tema se presta a una profunda reflexión por parte de la profesión y de todos los que la integramos en diferentes niveles: trabajadores sociales, educadores sociales, integradores sociales, docentes, estudiantes, etcétera.
¿Qué opinas tú al respecto?

martes, 24 de mayo de 2016

Leo con preocupación...

Hoy en la prensa se ha publicado una noticia que atañe a nuestra profesión.
El 28,6% de la población española está en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social.
No por ser un fenómeno conocido deja de impactar la noticia y es fiel indicativo que nuestra labor es más necesaria que nunca.
Que sirva de estímulo y motivación para seguir progresando y trabajando duro.
No por tener por delante un futuro difícil y complejos vamos a dejar de intentarlo y de promover el cambio para la mejoría de la población.

Síndrome de West

Me acaban de llegar las fotos de la charla que ofreció la Fundación Síndrome de West en el Centro Universitario de La Salle, hace unas semanas, en colaboración con Miguel Gil, para dar a conocer el reto benéfico que va a llevar a cabo este último en beneficio de la fundación y explicar en qué consiste esta enfermedad y la labor de la fundación.
Trabajo desde hace tiempo en la FSW y tuve el privilegio de poder participar en la ponencia, fue un verdadero placer.
Agradecer al Centro Universitario de La Salle por brindarnos la oportunidad y a Miguel por su encomiable generosidad.
Agradecer a todos los y las asistentes el interés mostrado y el tiempo que nos dedicaron.
¿Qué es el Síndrome de West?
Se denomina también de los Espasmos Infantiles y pertenece al grupo de lo que se llama "Encefalopatías epilépticas catastróficas". Los espasmos infantiles son un tipo especial de ataque epiléptico que afectan fundamentalmente a niños menores de un año de edad.

Se distinguen dos grupos de pacientes:
  • Sintomático: hay previamente signos de afectación cerebral o por una causa conocida.
  • Criptogénico: se intuye causa sintomática, pero está oculta y no se puede demostrar.
 SÍNTOMAS:

Espasmos flexores, extensores y mixtos
   Consisten en contracciones súbitas generalmente bilaterales y simétricas de los nódulos del cuello, tronco y extremidades. La contracción más típica es la de flexión. La duración aproximada de cada episodio es aproximadamente de 2 a 10 segundos, durante la cual puede haber ausencia. Los espasmos pueden acompañarse de: alteraciones respiratorias, gritos, rubor, movimientos oculares, sonrisa, muecas... 

Retraso psicomotor

   Hay pérdida de habilidades adquiridas y anormalidades neurológicas como:

- Diplejia (parálisis que afecta a partes iguales a cada lado del cuerpo)
- Cuadriplejia (parálisis de los cuatro miembros: tetraplejia)
- Hemiparesia (debilitamiento o ligera parálisis de una mitad del cuerpo)
- Microencefalia (cabeza pequeña)

Electroencefalograma característico

   Enlentecimiento y desorganización intensos de la actividad eléctrica cerebral, que se conoce como hipsarritmia.

   En el curso del proceso los lactantes pierden la sonrisa, abandonan la prensión de los objetos y seguimiento ocular, se vuelven irritables, lloran sin motivo y duermen peor. Disminuye el tono muscular y si la situación se prolonga el deterioro es importante. Es frecuente que en muchos pacientes el retraso mental se manifieste antes de los espasmos; en estos casos, en general se consideran como probablemente sintomáticos.
 
Para ampliar información y conocernos mejor, anímate y visita la web:
http://www.sindromedewest.org/ 
 
y para conocer más acerca del impresionante reto HILL AL LÍMITE de Miguel:
 
También podéis visitar las páginas correspondientes de Facebook.
 
Cualquier duda que os haya podido surgir sobre la enfermedad, preguntad y os contestaré con la mayor brevedad posible, gracias y saludos.
 

Reflexión sobre la parábola


Mis piedras grandes son la familia, los amigos, la salud y el trabajo.
Son los pilares fundamentales sobre los que asiento el resto.

Están ordenadas de manera prioritaria, en el trabajo incluyo los estudios y la labor profesional.

 
Son las piedras en la  que baso mi equilibrio y mi bienestar.

La parábola del frasco y las piedras


Hemos trabajado con esta parábola en clase. Os la pongo a continuación.

Adaptado de diversas versiones
Fuente primaria: Julian Russell (citado por Nick Owen, 2003, La magia de la metáfora, Desclée de Brouwer, Bilbao)

Un muy famoso profesor chino de una muy famosa universidad china estaba sentado frente a un grupo de nuevos estudiantes. Quiso sorprenderles y sacó del escritorio un enorme frasco de vidrio, de boca ancha, translúcido y con ligeros reflejos verdosos; el tipo de tarro que algunas personas utilizan como recipiente para las legumbres o los cereales.

El profesor miraba a los estudiantes, pero no decía nada. Colocó el frasco sobre la mesa y después se inclinó a su derecha. A sus pies había una bandeja con un montón de piedras del tamaño de un puño. Cogió una de las piedras y con mucho cuidado la dejó caer dentro del tarro. Después cogió otra piedra, y otra y otra. Hasta que no cupieron más piedras dentro del tarro.

Se volvió hacia el grupo y les preguntó: “Díganme, ¿está lleno el tarro?”.

El grupo profirió murmullos mientras intercambiaban miradas de incertidumbre. Todo el mundo lo miró y asintió; todos los estudiantes estuvieron de acuerdo en responder que sí, que el frasco estaba lleno. Entonces dijo: “¿Están seguros?”.

El profesor se volvió hacia su izquierda. A sus pies había un balde con guijarros. Cogió un puñado de guijarros y con mucho cuidado los vertió a través del orificio superior del frasco. Movió el jarro haciendo que las piedras pequeñas se acomodaran en el espacio vacío entre las grandes. Puñado tras puñado, junto con las piedras, hasta que no cupieron más guijarros por la boca del tarro.

Se volvió hacia el grupo y les preguntó: “Díganme, ¿está lleno este jarro?”.

Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y el grupo musitó que ciertamente parecía que ahora sí podría estar lleno, tal vez.

El profesor no dijo nada y se volvió de nuevo hacia su derecha. A sus pies había un cubo con arena gruesa. Cogió un puñado de esta gravilla y con cuidado la vertió por el agujero de la boca del tarro. Los granos de arena penetraron por los recovecos que dejaban las piedrecillas pequeñas y las grandes introducidas anteriormente. Piedras, guijarros y gravilla, puñado tras puñado, hasta que no cupo más arena en el interior del frasco.

Se volvió hacia el grupo y repitió: “Díganme, ¿ahora está lleno el frasco?”.

Se hizo un silencio. Esta vez los asistentes dudaron: ¿tal vez no?.

El maestro sonrió con ironía, pero no dijo nada. Se agachó de nuevo, echándose un poquito hacia atrás, hasta alcanzar una jarra de agua junto a sus pies. Alzándola, comenzó a verter el agua en la abultada panza del tarro. El líquido resbalada entre las piedras, los guijarros y la grava, pero el frasco aún no rebosada. Hasta que no cupo más agua por la boca del tarro y amenazaba desparramarse hacia fuera.

Se volvió hacia el grupo y de nuevo preguntó: “Díganme, ¿está lleno este jarro?”.

Se hizo un silencio todavía más profundo que el anterior. El tipo de silencio en que los estudiantes comprueban si tienen los bolígrafos en su sitio o si llevan los zapatos limpios. O las dos cosas.

Con parsimonia, el profesor movió su silla hacia atrás al tiempo que recogía de debajo una pequeña cuartilla de papel azulado sobre el que había un pequeño montón de sal fina. Cogió un dedo de sal y con cuidado la disolvió en el agua del extremo superior del cuello del tarro, esa pequeña cantidad de líquido que siempre queda en la superficie después de cubrir las piezas sumergidas. Dedo tras dedo en el agua, junto con la arena, las piedrecitas y los pedruscos, hasta que no fue posible disolver más cantidad de sal en el agua del extremo superior del cuello del frasco.

Mientras él se volvía hacia el grupo, haciendo el gesto de abrir la boca como para hablar, un estudiante muy valiente se levantó y dijo: “No, profesor, todavía no está lleno”.

El profesor dijo: “¡Aaaah! Pues ahora está lleno”.

Dirigiéndose al grupo, les invitó entonces a todos los presentes a reflexionar sobre el significado de este acontecimiento. ¿Qué podría querer decir? ¿qué interpretación le daban ellos a lo que había ocurrido? ¿qué había demostrado el profesor y por qué lo había hecho? Pasados unos minutos procedió a escuchar las explicaciones de sus alumnos.


¬  ¬  ¬  ¬  ¬
Alguien levantó la mano y se puso en pie, explicando: “La enseñanza es que no importa lo llena que esté tu agenda, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas...”.

A éste primero le siguió otro, y otro y otro. Hubo tantas interpretaciones como personas había en sala.

Luego que el profesor hubo escuchado a cada uno de los estudiantes, les felicitó, diciendo que no tenía nada de sorprendente que hubieras tantas interpretaciones diferentes. A fin de cuentas, cada uno de los presentes era un individuo único que había pasado por experiencias únicas y diferentes de las de cualquier otro. Sus interpretaciones constituían el reflejo de sus propias experiencias vitales y de la perspectiva singular y única desde la cual divisaban el munco.

Y en este sentido ninguna interpretación era mejor o peor que ninguna otra.

Con esta exposición dio por concluida la clase de aquel día y comenzó el ritual cotidiano de recoger y ponerse en pie para salir de la sala. Pero los estudiantes permanecían sentados, siguiendo con la mirada cómo su maestro se disponía a marchar y con gesto de desasosiego.

“¿Qué les ocurre, no quieren irse a su casa? ¿O es que sienten curiosidad por saber cuál era su propia interpretación?”. La cual, por supuesto, según declaró, no era mejor ni peor que las de sus alumnos. Era sencillamente su propia interpretación.

Por supuesto, claro que sentían curiosidad y le animaron a explicarse.

“Pues bien”, dijo, “mi interpretación es que esta lección nos enseña que, si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. Hagamos lo que hagamos en la vida, y sea cual sea el contexto en que nos encontremos, asegurémonos de introducir nuestras piedras lo primero”.